lunes, 21 de julio de 2014

Muerte, vida, salud y enfermedad.~

Y me pregunta cómo,
suelo sonreír ante su inocencia.
¿Y es que debe ser tan hermoso
hermoso y único el brillo de sus ojos?
Si usted supiera
si tan sólo supiera cómo es.
¿Que se lo revele?
no, no podría hacerlo.
¿Con qué fin?
No me lo perdonaría, lo siento.
Es vida, me brinda vida
y tal como me la obsequia, a causa suya la perdería.
Puede llegar a causar en mí
la maravilla de una y mil muertes,
maravilla causada por sus manos y deseo ardiente.
Exquisito sentir de su amor a través de su mirar,
de sus penas al callar
y de cada uno de sus deseos cuando nuestra piel;
cálida y cómplice, se ha de juntar.
Es el poseedor de mi amor,
es perfecto en la humana imperfección
y mejor aún, desde su llegada y mucho antes
ha sido la belleza de una bendición,
la alegría de algo más que una sola emoción.
No amado, no se lo vuelva a preguntar
se lo advierto desde ya,
respuesta alguna no logrará encontrar
al menos con palabras.
Amado, son los hechos quienes le ayudarán
y con su hermoso mirar, podrá hablar.
En todo momento, no lo haga más.
En muerte y en vida,
en salud y enfermedad
de mi mano puede ir, no le pienso soltar.
Palabras, lenguaje incompleto en la infinidad
como nuestras miradas y cada brillo naciente.
No, no se lo vuelva a preguntar,
amado mío, en muerte y en vida,
en salud y enfermedad,
en las vidas que han pasado y que pasarán;
Suya desde siempre
y desde ahí hasta la eternidad.
Palabras vienen y van
pero calma amado, cada momento vivido
sabemos que su recompensa tendrá.
¿Me lo volverá a preguntar?
en sus ojos la verdad encontrará
Cómo? busque aquel reflejo que le guiará
cuando lo encuentre, ahí comprenderá
por qué lo he de amar
y es que cómo no
si en cada mañana una sonrisa provoca
en mi rostro pálido; como una blanca flor
y cada noche a usted le he de pensar.
Que la vida me guarde,
que la muerte me evite,
que lo intenté sabiendo siempre,
mis ojos; su reflejo no le miente,
quise, no le he dejado de amar.


B.S.~

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